Los palestinos han desencadenado una nueva campaña a sangre y fuego contra los colaboradores del Ejercito israelí. Este fin de semana, pocas horas antes de que una mujer fuera asesinada por un comando radical, como represalia por haber facilitado información a las tropas hebreas, un tribunal de Gaza condenaba a muerte en un juicio sumarísimo a otros tres varones, acusados también de haber prestado su apoyo a los israelíes.
Haifa Rihan, 39 años, madre de seis hijos, divorciada y abandonada por el marido, vecina del campo de refugiados de Nablús, fue sacada por la fuerza de su casa. Un grupo de hombres armados y enmascarados, militantes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, le apuntaron con sus fusiles, mientras la acusaban a gritos de haber colaborado con las tropas israelíes, y facilitarles información que permitió días atrás el secuestro de un dirigente local de Yihad.
Los milicianos, que se llevaron junto a Haifa a su hermana Fátima, condujeron a ambas mujeres a un lugar cercano del campo de refugiados de Balata, a escasos metros de su casa. Allí, ante el vecindario, les dispararon varias ráfagas de metralleta contra sus piernas. Como consecuencia de la agresión, Haifa fallecería pocas horas después. Su hermana Fátima se recupera en un hospital de Nablús.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de octubre de 2002