En un reciente anuncio en los periódicos aparecía una oferta pública de trabajo del Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria de Barcelona, en la que se solicitaban técnicos superiores en medicina para las áreas de hemodinámica y dermatologia del Hospital del Mar. Quisiera comentar que la denominación de técnico superior en medicina es incorrecta, dado que ninguna universidad española ni europea imparte dicha titulación, y que la denominación correcta es la de licenciado en medicina, por lo que la convocatoria, como otras anteriores de la misma institución, podría ser nula de derecho.
Pero son más preocupantes otros aspectos inherentes a la denominación de técnico. En primer lugar, la medicina va más allá de la mera técnica. Es una ciencia, con lo que de replanteamiento constante de la evidencia implica este concepto. En segundo lugar, en el ejercicio de la medicina se ponen en juego relaciones interpersonales profundas en muchos casos vitales que el término técnica no abarca por completo. Finalmente, se adivina un intento de diluir en la terminología laboral el hecho de que los médicos y el resto de personal clínico sean los auténticos protagonistas de las instituciones sanitarias.
Duele ver reducido el concepto profesional de una actividad tan entroncada en el trato humano como la medicina al crudo concepto burocrático utilizado por los adalides de la gestión, inculcando un elemento más de desmotivación entre los profesionales de la salud.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de octubre de 2002