Por simple reversión de su significado real, el término inglés 'bad' se puede aplicar a lo excelso, a lo que va más allá de lo bueno. Si, además, se remata con un plus debe de referirse a algo que no puede ser descrito ni con el superlativo más inflado. Se desconoce si The Bad Plus escogieron ese nombre por petulancia burlona o por simples ganas de intrigar, pero, después de escucharles en el San Juan, sí se sabe que forman uno de los colectivos más exquisitos y homogéneos de la escena actual. Y eso que a veces buscan inspiración en el subsuelo sonoro y en su repertorio cabe todo, desde Johann Sebastian Bach a Blondie, y desde Neil Young a los suecos de Abba.
Al sello catalán Fresh Sound le cabe el orgullo de haber editado el primer disco oficial de este trío que se toma con rigor científico cualquier material artístico de partida. En el San Juan, por ejemplo, insuflaron aires de tango trágico a aquel célebre I will survive de Gloria Gaynor, para después centrarse en algunas composiciones originales de texturas fantásticas y dinámicas extremas.
A pesar de que Ethan Iverson, un excepcional pianista, es el miembro más conocido del grupo, no hubo pugna de protagonismos. El contrabajista Reid Anderson exprimió su tiempo con intervenciones nada dogmáticas que, no obstante, sonaron a clases magistrales, mientras David King, un batería con cuello de toro y corazón de águila se entregó, con la misma convicción y conocimiento, a los platos convencionales y a objetos tan diversos como un patito tentetieso o una especie de tambor metálico invertido cuyas varillas frotó con un arco de violín.
Para el final del concierto, el trío se reservó lo que bien podría convertirse en su himno personal: Knowing me knowing you, de Abba. Después de mofarse un poco de su letra más bien cateta, Iverson y los suyos hicieron verdaderas diabluras con la sedentaria canción del grupo sueco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de octubre de 2002