El primer proyecto oficial de Constitución Europea presentado ayer en Bruselas por el presidente de la Convención, Valéry Giscard d'Estaing, define a la UE como 'una Unión de Estados que, conservando su identidad nacional, coordinan estrechamente sus políticas a nivel europeo y gestionan determinadas competencias comunes sobre un modelo federal'. El 'anteproyecto de Tratado constitucional', como así se denomina, incluye la posibilidad de que un Estado pueda ser expulsado del club si viola los principios y valores de la Unión.
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Es la primera vez que en un texto de tan profundo calado figura explícitamente el término 'federal', un dato que irritó de inmediato a los euroescépticos, pero que contó con el cerrado apoyo de Alemania, representada ayer en la Convención por vez primera por el superministro Joschka Fischer.
El proyecto deja abiertas varias opciones para determinar si el modelo final será o no nítidamente federal. Pero Fischer marcó ayer más la tendencia federalista que Berlín propugna al destacar que su Gobierno desea que el presidente de la Comisión Europea sea elegido directamente por el Parlamento Europeo.
El texto consta de 46 artículos con enunciados globales, ya que la redacción final se iniciará en enero. Pero el esqueleto ya apunta conceptos claros. Así, deja sentado que la UE tendrá personalidad jurídica propia, lo que abre la puerta a que esté representada como tal en organismos internacionales como la ONU, y elimina los clásicos tres pilares (mercado interior, política exterior y de defensa, y justicia e interior), creando una estructura institucional única. Sin embargo, el hecho de que las políticas exterior o de justicia sean citadas aparte indica que los Estados, los Gobiernos, mantendrán amplias competencias en ese terreno.
¿Presidente de la UE?
No sólo eso. El anteproyecto menciona expresamente la creación de la figura del presidente del Consejo Europeo -el presidente de la UE-, una hipótesis defendida por el británico Tony Blair, el español José María Aznar y el francés Jacques Chirac en contra de quienes propugnan un mayor peso de la Comisión Europea frente a los Gobiernos. Esa figura sería elegida, aunque el texto no lo dice expresamente, por una nueva institución incluida en el proyecto: el Congreso de los Pueblos, una cámara sin poder legislativo que estaría formada por representantes de los Parlamentos nacionales.
En esa misma línea, el artículo 32 está dedicado a la instauración de las llamadas cooperaciones reforzadas, la fórmula que permite a un grupo de Estados avanzar más rápidamente que el resto en determinados campos. Se consagraría así la Europa a varias velocidades, algo que defiende hoy la mayoría de los líderes de los Quince ante una UE formada en el futuro por 25, 27 o 30 Estados.
El proyecto constitucional deja sentada la doble ciudadanía de los europeos: la nacional y la europea, que podrá ser empleada indistintamente. Iñigo Méndez de Vigo, miembro del Presidium de la Convención, tradujo ese artículo como el derecho futuro de los europeos a utilizar uno u otro pasaporte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de octubre de 2002