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VISTO / OÍDO

Una cierta izquierda

'Quitaré el poder a los poderosos y haré un país para todos': dijo Zapatero en su proclamación como candidato a presidente del Gobierno. No lo hará, porque no podrá: es el poder lo que se está debatiendo, y un presidente tiene sólo el que le permiten las grandes fuerzas mundiales. Pero es la primera frase de ese partido que le sitúa en una cierta izquierda, y llega cuando el PP y el bloque de la derecha caen y no saben por qué, y por qué el país no acepta lo que están haciendo. Se les cayó la piel de cordero, y el lobo se ve apolillado. Alguien les aconseja que el Rey y Aznar feliciten a Putin por su matanza de inocentes en el asalto al teatro de Moscú: lo hacen, sabiendo ya lo que ha pasado y cómo, y cae muy mal. Supongo que la idea es de Aznar: no va a ser de Ana Palacio, cuyo papel es el de ser mujer.

El valor de Zapatero y los suyos es haber saltado en este momento de caída del aznarismo por culpa de Aznar -egoísmo, soledad de dictador, genes franquistas, banderazos, decretazos- y estar cambiando su política de pactos y medios acuerdos, sin perder la buena educación. Es pronto para augurios: veremos las elecciones de alcaldías y comunidades, donde sería precisa la misma proyección: una cierta izquierda. Una forma de repudiar la guerra, de repetir lo que dice Solana -lástima de valor socialista perdido para siempre-: 'El PSOE sacó a España de la mediocridad dictatorial'; sí, pero no pudo o no supo evitar la mediocridad aznarista, a pesar de que por su muralla de alcornoque se han colado unas cuantas liberaciones de costumbres.

Qué va a pasar: no se sabe. Falta un par de años, el mundo está en manos de unos locos que adoptan el nombre de Bush, los proyectiles zumban sobre los hombres, los francotiradores matan americanos uno a uno, y éstos a los afganos mil por mil; no se sabe si quitarán de en medio a Sadam y pondrán a uno de sus generales para vender el petróleo conquistado. Aquí hay datos seguidos: la huelga, la manifestación y la caída del 'decretazo'; el repudio de la ley inicua de enseñanza; Aznar con fea postura de siervo del 'eje del bien'. Y los tres triunfos de Zapatero: el debate sobre el estado de la nación, el de los presupuestos y el mitin de Vistalegre. Veremos en qué queda todo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de octubre de 2002