Siete de las diez personas detenidas por la Guardia Civil tras la desarticulación de una red internacional dedicada a la prostitución, secuestro y extorsión de mujeres de nacionalidad rumana en Valencia y Castellón han ingresado en prisión. La operación policial, bautizada como Aguazul, se inició después de que agentes del instituto armado observaran continuos traslados de mujeres entre varios clubes de alterne. Laureano Martín, portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil en Valencia, explicó que la red desarticulada operaba desde hace tres meses. Según dijo, los detenidos -ocho rumanos y dos españoles- captaban a jóvenes rumanas en los alrededores de Bucarest, desde donde las trasladaban previo pago de entre 2.000 y 7.000 euros a España. El trayecto se realizaba en coches particulares, taxis o autobuses. Al llegar a destino, Castellón -desde donde eran después trasladas a Nules-, las mujeres perdían el pasaporte y sus objetos personales y eran obligadas a ejercer la prostitución y devolver entre 10.000 y 30.000 euros a los captores. Según Martín, algunas llegaron a España engañadas y otras sí sabían que ejercerían la prostitución pero no que estarían secuestradas, obligadas a devolver cantidades millonarias ni que sus familias se verían extorsionadas en su lugar de origen.
La Guardia Civil, en el transcurso de la operación, practicó tres registros domiciliarios: uno en Ribarroja (Valencia) y dos en Nules (Castellón). En uno de estos últimos, los agentes del instituto armado encontraron a un hombre que había sido brutalmente apaleado y presentaba, además de lesiones en todo el cuerpo, el rostro desfigurada por heridas de navaja, lo que se interpreta como una venganza entre bandas. La Guardia Civil mantiene abierta la investigación y busca la relación de esta red con otras mafias del Este en la costa de Valencia y Castellón, y en otros puntos de Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de octubre de 2002