Bajito, delgado, con cara de niño y tan blanca como la cera. Tanto que, desde lejos, cuando está sobre el césped, Andrés Iniesta (Fuentealbilla, Albacete, 1984) parece un muñeco de porcelana o que tenga el rostro empolvado en harina. Su físico, de aspecto quebradizo, sumamente frágil, que camufla su personalidad, no le ha impedido, sin embargo, ser una de las perlas de la cantera azulgrana y debutar con el Barça el martes en Brujas en Europa. Heredero de la escuela de los 4, que empezó Milla, Iniesta vio cumplido su sueño de dar el salto al primer equipo. Su estreno salió rodado: fue, junto a Riquelme, el mejor del Barça.
Tras deslumbrar en 1996 en un torneo de alevines de Canal Plus, Iniesta llegó al Barça seducido por La Masía y por el fútbol ofensivo del Dream Team. Tenía sólo doce años y su fichaje coincidió con el despido de Cruyff. El holandés se marchó pero su legado hizo fortuna: quedó un estilo de juego y un esquema que los infantiles se sabían de carrerilla. Iniesta empezó a jugar mediocentro, la misma posición que fue cubierta por Milla (hasta que se fue al Madrid), Guardiola (Roma), Xavi y Arteta, traspasado al Glasgow Rangers, ante la abudancia de cuatros y los escasos recursos económicos del Barça. La marcha del vasco aceleró la carrera de Iniesta que renovó hasta 2006 (su cláusula es de 24 millones de euros) y que, pese a jugar con el filial, se entrena con el primer equipo esperando su oportunidad.
Y la ocasión llegó en Brujas donde Louis Van Gaal, con el pase europeo en el bolsillo, se permitió el lujo de tirar de la cantera y probar a sus suplentes. El mediocentro sorprendió por su técnica, toque y visión de juego. "Es fácil jugar con futbolistas así", le elogió Riquelme, autor del gol. Pero el argentino no ha sido el primero en alabar al pequeño jugador. Guardiola se quedó maravillado el primer día en que Iniesta se entrenó con el Barça. Es uno de sus primeros fans: el excapitán, durante su lesión, acudía al Minestadi a ver a aquél niño. Se le atribuye una frase que ha hecho historia: "Xavi me jubilará a mí e Iniesta hará que se olviden de nosotros dos".
Con un físico muy similar al de Saviola (67 kilos y 1,70 de estatura), Iniesta sigue una dieta e intenta ganar musculatura haciendo pesas tres veces por semana en el gimnasio. El plan es muy similar al que tuvo que someterse en su día Guardiola. "No me obsesiono: intento suplir mi poco físico con otras características como la técnica o la inteligencia para leer un partido", sostiene el jugador que, según los preparadores, podrá ganar complexión pero difícilmente estatura. "No creo que a Maradona le afectara mucho su físico", abundó Albert Benaiges, el técnico de las categorías inferiores que promovió, adelantándose al Madrid, el fichaje de Iniesta. "Su corpulencia es similar a la de Xavi y a la de otros jugadores de Primera".
Tiene algo ya en el zurrón: Van Gaal le ha elegido para entrenarse con el primer equipo: "El ritmo de los entrenamientos es más elevado y eso o me obliga a mejorar cada día y aprender más deprisa". Y, por encima de todo, un debut que colmó todas las expectativas. Ni acusó los nervios y se desenvolvió exactamente igual que el sábado ante el Brugos, en el partido de Segunda B. Carles Rexach, ahora ayudante de Van Gaal, que ya convocó a Iniesta para un partido ante el Espanyol (aunque no jugó) le define como un jugador frío, equilibrado y con una virtud que sólo tienen los futbolistas con personalidad: carácter para llevar el peso de un equipo. Y ayer Iniesta, que estaba encantado con los elogios de Riquelme, le dio la razón. "Yo soy Andrés", dijo cuando se le preguntó a cual de sus predecesores se asemejaba más. "No me parezco a Xavi ni Guardiola, aunque sí por la demarcación. Cada uno tiene sus características. Me gustan los dos: intento aprender de ellos. Su calidad es admirable".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de octubre de 2002