La revista Science publica hoy una breve nota firmada por el físico alemán Jan Hendrik Schön y otros seis científicos por la que quedan retirados (eliminados de la literatura científica a todos los efectos) ocho de los nueve artículos que tenían como firmante común a Schön publicados en 2000 y 2001. Estos artículos, que comunicaban resultados espectaculares en electrónica molecular y superconductividad, forman parte de los 16 trabajos que un comité formado por el prestigioso centro de investigación estadounidense Bell Labs (donde trabajaba Schön) decidió en septiembre de este año que representan un fraude, el mayor conocido hasta el momento en el mundo de la física. En la nota los físicos señalan que se sienten obligados a retirar su trabajo a la vista de las conclusiones del comité aunque los artículos pueden contener 'algunas ideas y contribuciones válidas'. Hasta ahora había dudas sobre si Schön querría sumarse a esta retirada o impediría una retractación completa.
De esta forma la revista intenta cerrar el caso, en el que ha sido acusada, junto a su rival Nature, de potenciar la ciencia espectacular frente a la sólida y de pensar más en la competencia que en comprobar el valor científico de lo que publica. Todavía queda por resolver el estatus de otro artículo, que se publicó en la versión electrónica poco antes de estallar el escándalo y nunca llegó al papel.
Nature, que ha visto comprometidos cinco de los ochos artículos que Schön publicó en la misma época, está también en negociaciones con los autores para proceder a su retirada. Sin embargo, son todos los artículos de Schön, que tuvo un elevadísimo ritmo de producción sin que a sus coautores, al parecer, les extrañara, los que están bajo sospecha, incluidos los publicados en Physical Review Letters.
El premio Nobel Robert Laughlin ha criticado a las revistas y ha asegurando que él, por ejemplo, nunca fue requerido para revisar los artículos presentados por Schön y sus colegas porque éstas sabían que era crítico con su secretismo, que dificultaba la reproducción de los experimentos. Otros científicos han asegurado que el sistema funciona porque fueron los investigadores, al intentar reproducir los resultados de Schön, los que dieron la voz de alarma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de noviembre de 2002