Cuatro aldeas del municipio de Montecristo, al sur del departamento de Bolívar, en el norte de Colombia, quedaron convertidas en una inmensa laguna de lodo. La tragedia, provocada por un alud de tierra después de dos días de intensas lluvias, ocurrió el domingo, pero sólo ayer al mediodía se conocieron las primeras imágenes aéreas de la zona de desastre.
Las dificultades de comunicación con esta alejada población en los bajos de la serranía de San Lucas, rodeada de ciénagas, y la grave situación de orden público han impedido que la ayuda llegue, así como establecer una cifra de víctimas. Se calcula que al menos 70 personas murieron y que los desaparecidos pasan de 200, aunque, hasta ayer, las autoridades únicamente habían confirmado la muerte de cinco personas: una madre embarazada y sus cuatro hijos.
Según la alcaldesa encargada, Carmen Duarte, a las siete de la mañana del domingo tres quebradas convertidas en presas en lo alto de la serranía se desbordaron y provocaron la avalancha. 'Las personas sólo tuvieron tiempo de subir a los árboles y cerros. Como estuvo lloviendo hasta la una de la tarde, permanecieron encaramadas en sus refugios mientras bajaba el lodo', relató la funcionaria a este periódico por teléfono.
Sólo el jueves algunos de los afectados llegaron a pie a la cabecera municipal y dieron la voz de alarma. 'La gente lleva días sin dormir y no tiene alimentos', contaron. La avalancha, en sólo 15 minutos arrasó con todo: árboles, casas, escuelas, caminos... Es imposible llegar a algunos de los sitios afectados. 'La única forma de acceder es por helicóptero, pero como hay presencia de la guerrilla (FARC y ELN) no sabemos si podrán entrar', dice la alcaldesa. Ella, como todos los funcionarios municipales, está amenazada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los afectados, por su parte , temen bajar al casco urbano por miedo a que los tilden de colaboradores de la guerrilla.
El municipio, de 3.000 habitantes, no tiene carretera. Sólo se llega por vía fluvial en viaje de seis horas desde Magangué, pero, como dijo a este periódico una mujer del pueblo, 'de aquí no puede entrar ni salir nadie, pues hay paro armado'. Los pobladores de Montecristo se dedican a la minería de oro y a la agricultura. El médico Pablo Rodríguez asegura que la tala de bosques y la minería han deteriorado la zona. 'Con las lluvias, dos cerros se desplomaron y represaron las quebradas hasta que todo reventó', dijo. El médico pidió con urgencia ayuda humanitaria. 'En los sitios más altos la gente se está muriendo de hambre', dijo. Según Rodríguez, los muertos pueden ser 70.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de noviembre de 2002