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OPINIÓN DEL LECTOR

Sin coche

Tras un desgraciado accidente de tráfico en el cual una señora (no merece de momento ese tratamiento), de forma arbitraria y sin justificación que le obligara a ello, echó pie del freno de su coche en plena circulación fluida por una vía urbana, me he quedado sin coche (lo tenía a terceros).

Me he quedado sin coche porque nuestras autoridades municipales de tráfico no informan debidamente a los conductores implicados en un accidente de la necesidad de hacer un atestado cuando se produce una colisión con daños en la que una parte prácticamente no tiene defensa (seguro a terceros), a no ser que en ese momento te busques un testigo. (Un coche de la Policía Municipal de Tráfico se personó y se limitó a regular el tráfico). Pero si vas confiado de que se hará justicia, eres un utópico.

Las leyes están hechas para defender a los más fuertes, a las grandes compañías, así que quien da por detrás a un vehículo, aunque no tenga la culpa, se come el marrón. Mi coche destrozado por la imprudencia de C. V. L., que me babeaba todo el rato que se declaraba culpable, pero que a la hora de mostrar su integridad personal haciendo una declaración jurada para que su seguro (Mutua Madrileña) corriera con mi reparación, se rajó en seco. En circunstancias como ésta, muchas veces no es suficiente con guardar una distancia prudencial de seguridad. Las leyes a veces son perversas, pero sobre todo la falta de humanidad de algunas personas. Yo apelo a esta persona, a que se responsabilice de sus actos y responda por ello del mal que me ha causado. Yo sé que puede y que debe hacerlo. Es de justicia reparar un daño que has causado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de noviembre de 2002