Luis Aragonés, a sus 64 años, ya es el entrenador con más victorias, 320, de la historia de la Primera División española. Una más que el mítico Miguel Muñoz. Pero eso, a Aragonés, no le dice "nada". Fiel a su estilo áspero, el técnico rojiblanco pasó por encima de las estadísticas -como si no le inflaran el ego- y también rehusó comentar el detalle de que con el resultado de ayer el Atlético rompía una racha sin ganar en el Calderón de tres años. Desde el 9 de enero de 2000 no se llevaban los tres puntos los rojiblancos en el Manzanares. "No entiendo de qué me habláis, yo qué sé, ¡ni me acordaba!", comentó Luis con su habitual gesto de mover los brazos en aspa. Tampoco quiso el preparador profundizar en exceso en el análisis del partido y se limitó a ver la botella medio llena al comentar: "El equipo va mejorando poco a poco".
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Vázquez, el enjuto gallego que dirige al Rayo, fue más explícito y se lamentó: "Ha sido un partido muy triste por nuestra parte". Vázquez fue muy crítico con su equipo y aseguró: "Cometimos muchas tonterías y fuimos víctimas de ellas mucho más que del rival, que no hizo gran cosa por ganar".
La principal de esas tonterías fue la expulsión de Graff, pero la que realmente llamó la atención fue la pelea que protagonizaron al borde del área del Atlético los franjirrojos Bolo y Camuñas. Hibic tuvo que separar a los dos jugadores. Vázquez, cariacontecido, calificó el incidente de "penoso" y subrayó: "No soporto que se den este tipo de situaciones, estoy muy disgustado por ello y ya veré qué medidas tomo". Bolo, que ayer lucía altivo el brazalete de capitán, se negó a explicar la causa de la riña y tan solo se limitó a comentar: "Esas cosas se arreglan en el vestuario, sin publicidad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de noviembre de 2002