Guy Verhofstadt, primer ministro belga, ha sufrido en sus propias carnes la inseguridad de las carreteras de su país. A pesar del plan iniciado hace tres semanas para mejorar esta cuestión, ni siquiera un primer ministro está a salvo todavía en las rutas belgas, especialmente si se trata, como es el caso, de un aficionado al ciclismo que se calza cada fin de semana su equipo estilo Eddy Mercx y se lanza al pedaleo. Verhofstadt, un liberal que gobierna con los verdes y cuyo Ejecutivo promociona el uso de la bicicleta, fue atropellado el domingo por la tarde por una conductora en un cruce de caminos flamencos, cerca de Gante, lo que le produjo una rotura del codo derecho que necesitó una operación de urgencia. Verhofstadt, de 49 años y aspecto atlético, pasó la noche en el hospital y tuvo que anular su previsto encuentro con el canciller alemán Gerhard Schröder, pero fue dado de alta ayer por la tarde y aseguró que hoy mismo retomará sus tareas de Gobierno. Sin embargo, dado el resultado del choque, le va a resultar harto difícil firmar; al menos con la derecha.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de noviembre de 2002