En la crónica de Arcadi Espada B de vino, publicada ayer, se alude a una historia que me gustaría aclarar. El gobernador civil de Barcelona que obligó a servir vino a granel en los bares fue Felipe Acedo Colunga. Y lo hizo a partir de una gran cosecha de vino catalán que se registró en la década de 1950. Ese vino, aunque abundante, era de poca calidad y los bares finos de Barcelona (La Puñalada, Marfil, etcétera) se negaban a servirlo.
Esto motivó la ira del gobernador y su decisión de obligarles también a ellos. Los clientes se lo tomaron con sorna y era muy frecuente oír en las barras de la época esta frase: 'Niño, ponme un don Felipe'. O sea, un vaso de vino ácido, vulgar y corriente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de noviembre de 2002