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Seis muertos y más de 30 heridos en la principal autovía hacia París

El choque se agravó por el incendio del nitrógeno de un camión

Seis personas murieron y otras 33 resultaron heridas al empotrarse siete camiones y otros 30 vehículos, unos contra otros, en un choque ocurrido ayer en la autopista París-Burdeos, que se prolonga por otras vías hasta la frontera española de Irún. El accidente ocurrió al sur de Poitiers, a unos 150 kilómetros del sitio donde otras 15 personas se mataron hace nueve años, en un choque en cadena ocurrido sobre la misma autopista.

La niebla y una humareda, al parecer de origen industrial, colaboraron para provocar un accidente agravado por el incendio del nitrógeno líquido que transportaba uno de los camiones, cuyas llamaradas se propagaron rápidamente a otros coches. El suceso exigió el despliegue de un hospital de emergencia y el corte total de la doble calzada, por lo menos hasta hoy, en una ruta muy frecuentada por el tráfico procedente de o con destino a España y Portugal.

La lucha contra la inseguridad en las carreteras es una de las prioridades del presidente de la República, Jacques Chirac, quien el pasado 14 de julio se declaró 'horrorizado' por el creciente número de víctimas. Como si los hechos quisieran darle la razón, el choque de ayer se produjo dos semanas después de otro parecido en la autopista Lyón-Ginebra, saldado en este caso con 19 heridos.

Una característica del sistema francés de control de las carreteras es la escasez de vigilancia regular, sustituida por operaciones de control en puntos concretos que permiten 'cazar' a centenares de infractores en esas ocasiones puntuales, dando una sensación de seguridad que la repetición de graves accidentes desmiente de forma permanente. Cada año, los accidentes atribuidos a la niebla provocan un centenar de muertos, la mitad de ellos en otoño. A 130 kilómetros por hora (velocidad máxima permitida en las autopistas francesas) un vehículo recorre 36 metros por segundo: al menor frenazo, en malas condiciones meteorológicas, la colisión es un riesgo evidente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de noviembre de 2002