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CARTAS AL DIRECTOR

Homosexualidad e Instituciones

Un guardia civil homosexual quiere vivir con su pareja en el cuartel. Pero una centenaria norma interna prescribía que este derecho estaba limitado a las parejas heterosexuales. La petición de esta persona chocó con la normativa imperante, la norma de la mayoría, de lo 'supuestamente' normal. Y en pocos días las autoridades del Cuerpo han admitido que pueda ejercer ese derecho. La verdad es que me ha sorprendido la rápida decisión. Pero este tipo de cosas son las que de verdad me hacen 'creerme' que vivimos en democracia, cosa que otras veces no tengo tan claro. Aplaudo la decisión y sólo espero que más pronto que tarde no haya que hablar de 'salidas del armario' ni de 'romper viejas normas' porque 'la diferencia' esté asumida, porque no haya homofobia, porque todos seamos iguales en derechos y deberes.

Por ejemplo, falta que otra institución, la Iglesia, asuma la condición homosexual como humana: aunque esto creo que va a tardar un poco más debido al secular inmovilismo de la misma. Mientras tanto, sí que habría que urgir a las instituciones educativas a que luchen contra la homofobia en sus escuelas e institutos.

No hablar de la homosexualidad es lanzar un potente mensaje subliminal a todo el mundo, de forma que si el único modelo es el heterosexual, la homosexualidad seguirá siendo el 'vicio nefando'.

Este último análisis es parte de una guía que aquí en Asturias ha editado Xega (Xente Gai Astur) para luchar contra la homofobia: porque 'el problema no es la homosexualidad, sino la homofobia'. Y contra ella tenemos que luchar todos, no sólo los homosexuales, si nos creemos que todos somos iguales.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de noviembre de 2002