La Audiencia Provincial de Lleida ha condenado al ciudadano marroquí Rabii Lamguildi, de 25 años, a un total de 22 años y 6 meses de prisión como autor del asesinato de un empleado de banca jubilado con el que mantenía relaciones sexuales. El móvil del crimen fue el robo. El tribunal ha absuelto por falta de pruebas a Khalid Ouchakuk, que tiene 36 años y es compatriota de Rabii Lamguildi, y fue juzgado por el mismo delito.
La sentencia considera probado que Rabii es el único responsable de la muerte de Francisco Emilio Serret Barranqueró, de 60 años, ocurrida en el domicilio de éste en Lleida la tarde del 18 de febrero del 2001.
Aquel día la víctima se citó en su casa con el acusado, que se dedicaba a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero. Cuando se hallaban en la cama, Rabii le ató las manos y los pies y le amenazó con un cuchillo de 22 centímetros de hoja para obligarle a revelar el número secreto de sus tarjetas de crédito. Una vez logrado ese propósito, le tapó la boca con esparadrapo y, para no ser descubierto, decidió acabar con su vida. Para ello le ató una corbata en el cuello, anudó el otro extremo al cabezal de la cama y lo arrojó al suelo, de modo que le provocó la muerte por asfixia.
A lo largo del juicio, los dos acusados incurrieron en numerosas contradicciones, aunque sólo Rabii, principal sospechoso del homicidio, reconoció haber estado en la casa del fallecido y dio una rocambolesca explicación de su presencia en el lugar del crimen, que atribuyó a su compatriota, muy amigo de la víctima. Sin embargo, una muestra de su saliva encontrada en el esparadrapo utilizado para amordazar a Serret ha sido la principal prueba de cargo para demostrar su participación activa en el hecho. Además la policía encontró en su poder el dinero, las tarjetas de crédito y las joyas robadas a Francisco Emilio Serret.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de noviembre de 2002