A través de esta carta quiero expresar mi profundo desacuerdo con las conclusiones que el columnista Luis Manuel Ruiz realiza a propósito del lamentable homenaje que, en estos tiempos, se le ha dado en Sevilla a Leni Riefenstahl. Homenaje por otra parte impensable en su Alemania natal. No estamos hablando de la vida privada de la señora Riefenstahl sino de la relación entre compromiso con el nazismo y el oficio de cineasta. Y ante eso, hoy como ayer, no es malo tener algunas reglas de urbanidad y de ética que nos impidan estar al servicio de ideas racistas y antihumanas. Reglas que nos permitan saber, por ejemplo, que mientras la tal señora dirigía sus comprometidos filmes otros artistas sufrían y morían en los campos de exterminio que dirigían precisamente las estrellas de sus competiciones raciales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de noviembre de 2002