La semana pasada fuimos convocados los padres de alumnos del Instituto Figueras Pacheco a una reunión con la tutora del curso, nos citaron en el 'corral' o aula B-12. Al entrar, nos quedamos... que no sabíamos donde mirar: si arriba, una iluminación insuficiente; si a los lados, paredes con falta de arreglo, limpieza y pintura; si al centro el mobiliario penoso y si al suelo ya estábamos mareados. Alguien sugirió, en relación al mobiliario, si había sido adquirido en una subasta de derribo.
Inmediatamente pensé en esas aulas luminosas, limpias, ordenadas, con material de primera (mesas, sillas, pizarras etc..), que supongo tendrán los colegios privados con aportaciones de todos los que estábamos allí.
Es verdad que en la reunión no hablamos de este tema. Nos centramos en la falta de sustitutos que se produjo el año pasado, solucionando este problema con profesores de guardia, nunca mejor dicho. También se tocó el tema de la numerosa clase con grupo de imperativo legal, sin refuerzo de profesorado.
La colaboración entre la tutora y los pocos padres (menos de la mitad) fue algo que para mi quedó en buena voluntad.
La Sra. Ministra, pretende solucionar este gran deterioro de la educación pública, con menos dinero y divinamente. Con esta ley de calidad nuestros hijos aprenderán religión (católica, claro) al mismo nivel que historia, lengua, gimnasia... ¿Será para que se acostumbren a pedir al cielo lo que, los hombres y mujeres del PP le niegan en la tierra?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de noviembre de 2002