Tanto el Banco de España como el Ministerio de Economía sitúan a los salarios en el punto de mira de la lucha contra la inflación. Las cláusulas de salvaguardia o el mecanismo que permite a los trabajadores no perder poder adquisitivo, es un objetivo a batir. El argumento es que en casi ningún país de la Unión Europea existe esta compensación y que ésta es una forma de alimentar la espiral de precios.
En la actualidad, un 74% de los trabajadores tiene este derecho en sus convenios. El incumplimiento de las previsiones oficiales de inflación está en el origen de que estas cláusulas se hayan ampliado en los últimos años. Este año, por ejemplo, el Banco de España calcula en un punto el porcentaje a compensar, ya que la inflación, como mínimo, alcanzará el 3,5%, frente al 2% previsto. También es un hecho que el mecanismo de revisión ha restado conflictividad a la negociación colectiva.
Será difícil que los sindicatos recuperen tanta confianza en el objetivo de inflación como para renunciar a ese terreno ganado. Este año incluso prefieren curarse en salud y los nuevos convenios se están cerrando en torno al 3,8%, según datos del Ministerio de Economía. La media pactada en 2002 se queda, sin embargo, en el 3%.
Uno de los argumentos de Economía es que, con la rebaja del IRPF que entrará en vigor en enero del año que viene, deberían apaciguarse las reivindicaciones salariales. El reciente acuerdo firmado por el Gobierno con los funcionarios, que prevé subidas de hasta el 3,3%, tiene otras justificaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de noviembre de 2002