El funcionamiento del Consulado Italiano de Bilbao es muy deficiente en la actualidad. Un ejemplo: he hecho últimamente tres viajes hasta Bilbao, en horario normal de oficina de atención al público, para compulsar la fotocopia de un documento. Las dos primeras veces no estaban ni el cónsul ni su secretaria. La tercera vez, el pasado viernes, tampoco estaba el cónsul. Su secretaria y otras señoras que trabajan allí dicen que no pueden compulsar la fotocopia sin la presencia del cónsul. Asombroso. Estas señoras del gabinete privado de abogados que es ahora el consulado afirman que el cónsul no vendrá hasta el final de la semana que viene. Entonces, habrá terminado ya el plazo del empeño para el que necesito la fotocopia compulsada.
Los anteriores cónsules de Italia y su secretario ofrecían servicio de verdad. Ahora, con los nuevos, tenemos que desplazarnos hasta Madrid para obtenerlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de noviembre de 2002