El fútbol y los acontecimientos deportivos arrasan entre los alemanes. La final de la UEFA el año pasado, por ejemplo, logró una cuota del 69,5% y 15,76 millones de espectadores, algo difícil de batir para cualquier programa regular. Y no sólo el fútbol. De forma sorprendente también las retransmisiones de Fórmula 1 se cuelan una y otra vez en la lista de los más vistos.
Pero si se descartan los deportes y las películas más o menos de estreno, el patrón de consumo se divide en dos: concursos e informativos, y no siempre por este orden.
Los datos de la última semana lo prueban. Cuatro de siete días, los espectadores se decantaron por un telediario, ya sea de la ARD como de la ZDF, ambas públicas. Tagesschau, de la primera, logró el domingo una audiencia de ocho millones (23,4% de cuota). El martes ganó el telediario de la segunda, Heute, con 6,4 millones (25,6%). Ambos se caracterizan por su independencia y la profundidad con la que tratan los temas.
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La competencia más dura son los concursos. El viernes pasado, por ejemplo, 11,2 millones de telespectadores (35,8%) vieron Wer wird Millionär?, la versión alemana de ¿Quiere ser millonario? Con cifras del año pasado, otro concurso, Wetten was? (¿Qué apostamos?), se colocó consistentemente en los primeros puestos entre las preferencias de los espectadores. Además, otros especiales de investigación, series o entrevistas logran éxitos puntuales.
En horario nocturno, las cadenas alemanas despliegan un amplio repertorio de entrevistas, debates políticos y reportajes en profundidad. No resulta extraño ver a varios ministros del Gobierno federal en un debate junto con presidentes de Ejecutivos regionales o líderes de primera fila de los partidos. Algo sorprendente en otras latitudes, donde los políticos, especialmente si son del Gobierno o de su partido, suelen preferir entrevistas en solitario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de noviembre de 2002