Muchas calles de Barcelona tienen ya instaladas las luces navideñas. Se trata, en gran parte, de modernas guirnaldas de plástico transparente que huyen de los diseños clásicos de este tipo de adorno. Ayer, en un plácido día de otoño, cuando los árboles apenas empiezan a perder sus hojas, le tocó el turno a La Rambla, el paseo urbano más transitado de Europa, que empezó a vestirse de Navidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de noviembre de 2002