Los obispos de Estados Unidos han abandonado el tono de contrición que adoptaron en el último sínodo para pasar a la ofensiva. El principal objetivo de la conferencia que celebran esta semana es reivindicar su autoridad frente a lo que denominan fuerzas anticlericales que quieren explotar los escándalos de pederastia para socavar la Iglesia católica. El presidente del sínodo, el obispo Wilton Gregory, dejó claro que no van a permitirlo y subrayó que, aunque reconocían sus faltas, no van a 'flagelarse'.
'Tristemente, incluso entre los bautizados, hay quienes quieren explotar la vulnerabilidad de los obispos en estos momentos para lograr sus intereses. Uno no puede dejar de escuchar en la distancia, y muchas veces en las cercanías, al falso profeta convocando a los pastores para dispersar el rebaño', afirmó Gregory.
Aunque no mencionó por su nombre a los integrantes de las fuerzas anticlericales, los grupos católicos laicos surgidos en reacción a los escándalos, así como los que abogan por las víctimas, se dieron inmediatamente por aludidos y negaron que sus intenciones fueran capitalizar o contribuir a la mala publicidad de la Iglesia católica de EE UU a raíz de los cientos de denuncias de abuso sexual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de noviembre de 2002