Soy una aficionada a la música clásica y una asidua espectadora de los conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), así como de las óperas del Maestranza.
En estos casi doce años desde su fundación, he asistido a un gran número de conciertos que, en la mayoría de las ocasiones, me han reportado muy buenos momentos.
No me gusta asistir a los estrenos de las óperas, porque aparte de los verdaderamente amantes de este género, asiste una cohorte de los que yo denomino 'nunca pagan entrada' o mejor dicho 'nunca pagan nada', formada por políticos de todos los signos, críticos musicales, etcétera, que muy lejos de disfrutar del espectáculo, lo que allí van a hacer mayormente es que se les vea, si es posible, al día siguiente en la foto de todos los periódicos.
Cuando leo tristemente los problemas por los que la ROSS está atravesando, entiendo que ciertos columnistas y críticos musicales de algunos diarios arremetan sin ninguna piedad y haciendo gala de una xenofobia exacerbada, cebándose vilmente en los artistas que les han robado la foto de portada y les ha hecho modificar el artículo de rigor.
Para mí la música siempre ha sido fuente de paz y de vida, y respeto y admiro mucho a aquellos que la interpretan. Espero que todos los sevillanos podamos disfrutar de estos sentimientos tan profundos y sublimes, escuchando música clásica, en Sevilla y con nuestra Orquesta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de noviembre de 2002