Agustí Pi y Julián Flórez, ambos de 43 años, iniciaron ayer una huelga de hambre frente a los juzgados de familia de Barcelona para reclamar de la justicia que les permita ver a sus hijos, algo que no ocurre desde hace seis años y medio, en el primer caso, y desde marzo de 2001, en el segundo. En el caso de Pi, su mujer le denunció por abusar de su hija de cinco años, aunque fue absuelto en sentencia firme, mientras que Flórez argumenta que la juez ha desoído el criterio del fiscal y le impide ver al niño, que según él sufre los efectos de una relación patológica con la madre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de noviembre de 2002