José María Aznar efectuó ayer un nuevo intento de meterse en el bolsillo al empresariado catalán. Cantó las bondades de la política del Gobierno del PP frente al futuro incierto de CiU en la nueva etapa pospujolista y reclamó una Cataluña "más abierta". El mensaje salió de los labios del presidente del Gobierno con un testigo de excepción: el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Ambos coincidieron en la celebración de la Noche del Empresario, organizada por la poderosa patronal de Terrassa Cecot.
El interés de Aznar por resolver el problema catalán del PP -los escasos votos del partido en esta comunidad- ha quedado nuevamente patente con esta visita, la tercera en un mes y su segundo coqueteo político con representantes del mundo empresarial y económico de una Cataluña que, dijo, "está en el centro del futuro de España". Aznar, acompañado de su esposa, Ana Botella, e invitado de lujo en una cena que casi desbordó a los organizadores al reunir a 1.300 personas, no quería dejar pasar la ocasión de pedir una apuesta por una Cataluña más "dinámica", abierta y bien incardinada en España.
La cena adquirió tintes preelectorales. Pujol también se atribuyó la paternidad de las recetas económicas del PP que han conseguido hacer de España, comentó, uno de los alumnos aventajados de Europa. Jordi Pujol dejó claro que al margen de los desacuerdos de CiU y PP en otros ámbitos, como el del autogobierno, "no tiene que extrañar" que defendienda la política económica del PP "porque ha dado resultados".
Como ya hiciera en octubre, en una comida del Foro de la Nueva Economía, Aznar, acompañado ayer de su brazo derecho en Cataluña, Josep Piqué, quiso ahuyentar lo que considera "ocurrencias" nacionalistas sobre el encaje de esta comunidad en España. Por ello, defendió su estatus actual frente a la voluntad del delfín de Pujol, Artur Mas, de redactar un nuevo Estatuto. Fue el mensaje aznariano de siempre: la estabilidad de la Constitución y del Estatuto garantiza las bases de convivencia y "asegura cualquier avance de futuro". Si Pujol evocó implícitamente las diferencias en este campo, Aznar le contestó que "la España plural de hoy es un marco de respeto a la singularidad de Cataluña" y añadió que "España asume sin complejos su realidad plural".
La presencia de la flor y nata del empresariado comarcal fue aprovechada por Aznar para cantar las excelencias de la supresión del Impuesto de Actividades Económicas (IAE), una medida que, aseguró, beneficiará a 415.000 empresas catalanas, 311.000 de ellas de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de noviembre de 2002