Bonito detalle el de este grupo vallecano, al que el mismo día de su concierto les encasquetaron en la misma sala una fiesta que les obligó a empezar muy temprano y acortar el repertorio. El cantante avisó a los espectadores de que no debían tirar la entrada, porque el concierto les había salido 'muy caro' y, presentándola, quedaban invitados al siguiente que el grupo haga en Madrid.
Ska-P volvió a mostrarse en plenitud, transitando por los mismos derroteros reivindicativos musicados en rock y ska punk de siempre. La protección de los animales, la religión, la política, la inmigración, la pena de muerte, la guerra, la pobreza, el consumismo y el cannabis volvieron a sonar como rugidos de insurrección en sus gargantas e instrumentos, mientras Pipi, el animador, se disfrazaba en escena de todo lo imaginable, incluida la monarquía. El público celebró la interpretación de canciones que son ya clásicos del rock radical español: El gato López, Mestizaje o El vals del obrero. Tanto entusiasmo indica que Ska-P pega fuerte, pese a los ocho años en los que su estilo no ha variado un ápice. Aunque estéticamente les haga falta una renovación, Ska-P sigue llevando orgulloso la bandera de los viejos sueños de la izquierda.
Ska-P
Pul Pul (voz y guitarra), Joxemi (guitarra), Alberto J. Amado Kogote (teclados), Julio César Sánchez (bajo), Luismi (batería) y Pipi (coros). Sala Aqualung. 12 y 15 euros. Madrid, martes 12 de noviembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de noviembre de 2002