El reportaje del mismo título publicado en EL PAÍS (10-11-2002) con especial relevancia (en Domingo, página impar entera y llamada en la primera) desconoce la naturaleza de las listas de espera y transmite a los enfermos que las padecen falsas esperanzas de solución. Afirma incluso que 'Andalucía las ha resuelto'. Nada menos.
Las listas de espera se producen por un mecanismo económico inexorable: a) los bienes y servicios son siempre escasos, y su asignación (racionamiento, en términos técnicos) entre los muchos individuos que los necesitan o desean sólo puede hacerse por dos procedimientos, el precio del mercado o la 'cola'; b) los sistemas de salud públicos financiados por impuestos o cuotas sociales han suprimido el precio de mercado y prestan una asistencia gratuita en el momento del servicio, y c) abolido el precio, el acceso (o racionamiento) a la asistencia pública no urgente ha de hacerse necesariamente por 'colas'. Las listas de espera son, pues, el acompañante ineludible del precio cero, y por eso son también irremediables e irreductibles. Un plan de choque con 'peonadas' puede rebajarlas temporalmente, pero cuando los refuerzos se acaban las listas rebrotan con mayor vigor.
Lo posible y exigible en las listas de espera es gestionarlas bien: que espere más quien más puede esperar sin peligro ni deterioro y que cada enfermo conozca su lugar en la 'cola'. Hasta ahora, sin embargo, la buena gestión es muy rara. Los políticos prefieren gestos visibles por los votantes y la prensa, como estos 'comandos quirúrgicos', que el reportaje exalta como novedad eficaz y no son más que peonadas trashumantes de fin de semana. Con los inconvenientes de que quiebran la relación médico/enfermo, interfieren en la armonía laboral y ponen así en riesgo grave la calidad de la asistencia diaria. Vaya invento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de noviembre de 2002