Ante todo, quiero felicitar al Ayuntamiento de Barcelona por su campaña Posa't a la pell dels altres (Ponte en la piel de los demás)-. ¿Quién no ha visto coches entorpeciendo el paso sobre las aceras, o jóvenes sentados en el autobús que no ceden su asiento a las personas que más lo necesitan? Pues eso. Ahora bien, los usuarios del metro vamos más allá, y cada mañana no sólo nos ponemos en la piel de los demás, sino también en su aliento, en su sudor, en su axila..., y así yo me pregunto: ¿Por qué el Ayuntamiento de Barcelona no predica con el ejemplo, se pone en nuestra piel y aumenta la frecuencia de paso de los convoyes de una vez? ¿Será porque el alcalde y su equipo se mueven en coche oficial? ¿Tendremos que acabar, los que podamos, yendo a trabajar en vehículo particular? Ay, no, que tenemos que usar el transporte público, ponernos en la piel de los demás.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de noviembre de 2002