El lunes pasado, Antonio Yélamo, periodista sagaz donde los haya y comprometido con su profesión, hacía un certero análisis de la situación de los ayuntamientos antes y después de la supresión del IAE que, por cierto, va a producir más de un ¡ay! a todos los ayuntamientos.
Que el Gobierno central (del PP) se quiera apuntar un tanto suprimiendo este impuesto -ya lo avisaban en su programa electoral- puede ser legítimo. ¡Queda tan bien con los empresarios grandes y pequeños!
Pero, ¿qué pasa con los ayuntamientos (corporaciones locales, en la nueva terminología)? ¿De dónde van a sacar financiación para sufragar las, cada día, más asumidas competencias? ¡Tendrán que subir los impuestos y tasas locales! ¿O va a ser el Gobierno central serio y va a modificar -suponemos que al alza- la aportación a los gastos "locales" en los Presupuestos Generales del Estado?
O se hace, de una vez por todas, un pacto de Estado con los municipios para su sana financiación -sea quien sea quien los gobierne- o los alcaldes, curiosamente la mayoría de izquierdas, verán asfixiada su gestión porque habrán de subir, inevitablemente, la presión fiscal local. O sea, ser, de nuevo, los "patitos feos".
Y el Gobierno central, o sea, el PP, se queda tan pancho...
Y lo peor es que los alcaldes del PP no dicen ni pío, pero suben las tasas e impuestos locales sin rechistar.
¡Mal negocio para los ciudadanos..., pero, para todos!-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de noviembre de 2002