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Crítica:HAMLET | ROCK

Sudor rebelde

A pesar de la dudas existenciales que mostraba el cantante J. Molly casi terminado el concierto, Hamlet dejó a su parroquia muy satisfecha a base de desgranar ese sólido hardcore mezclado con rap y metal que les ha hecho célebres. "No sé si nosotros lo estamos haciendo bien, pero vosotros lo estáis dando todo", se preguntaba en voz alta haciendo gala de una inseguridad injustificada.

La duda sobraba: el directo de Hamlet es demoledor. A ello contribuye, en buena medida, la voz ronca y forzada de su cantante. No se quedan atrás las guitarras punzantes y asesinas, y esa contundencia rítmica que anclan el bajo y la batería.

Los textos son himnos juveniles de rebeldía, a pesar de que la banda ya lleva una carrera de más de diez años a sus espaldas. Envueltos en sudor, Hamlet plantea sus conciertos como quien va al campo de batalla. Todo -música e imagen- se iba a grabar en directo para un futuro disco con acompañamiento de DVD, así que la escenografía respondía a esa estética de combate: pantalones militares, volumen a tope, vallas que recordaban alambradas en el propio escenario, la batería detrás de ellas, el cantante cruzándolas...

Hamlet

J. Molly (voz), Luis Tárraga y Pedro Sánchez (guitarras), Paco Sánchez (batería) y Augusto Hernández (bajo). Divino Aqualung (Madrid). Lleno. 16 de noviembre de 2002.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de noviembre de 2002