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SECUESTRO EN UN CENTRO ESCOLAR

Un ex alumno retiene casi cuatro horas a 20 niños en un colegio de L'Hospitalet

Un policía disfrazado de repartidor de pizzas reduce al asaltante, que llevaba un cuchillo

Un ex alumno del colegio Casal dels Àngels armado con un cuchillo de cocina mantuvo secuestrados ayer durante casi cuatro horas a 20 niños de ese centro, en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). N. A. M., de 17 años, reclamó el pago de 1,5 millones de euros para liberar a los niños, pertenecientes a una de las tres clases de quinto de primaria. A las dos horas del secuestro, el joven liberó a 16 niños, y los otros cuatro, entre los que se encontraba su propia hermana, quedaron en libertad a las 19.20, cuando un policía camuflado de repartidor de pizzas redujo al secuestrador.

El secuestro se inició pasadas las 15.30, cuando N. A. M. llamó a la puerta de la escuela durante el horario escolar. El hecho de que hubiera sido alumno de ese centro, situado en el barrio de Santa Eulàlia, en el límite con la ciudad de Barcelona, no levantó las sospechas de nadie, por lo que pudo acceder a las aulas. La policía explicó que el joven se dirigió entonces a la segunda planta, en concreto al aula denominada Joia (alegría) y allí esgrimió un cuchillo de cocina. La profesora que en ese momento se encontraba en el aula fue obligada por el secuestrador a desalojarla.

Nada más conocerse los hechos, los restantes alumnos también fueron desalojados de ese centro, una escuela concertada religiosa en la que cursan sus estudios los hijos de varios concejales del Ayuntamiento de L'Hospitalet. Una de las profesoras de la escuela que fue tutora del secuestrador fue la primera persona que contactó con él hasta que llegó la policía. Los niños secuestrados permanecieron en todo momento en el aula, situada en la planta segunda.

Durante el tiempo que duró el secuestro un comisario de policía y el agresor estuvieron en permanente contacto a través de la puerta del aula y los niños no corrieron peligro, más allá de la tensión y el nerviosismo por lo que estaba ocurriendo. La delegada del Gobierno en Cataluña, Julia García-Valdecasas, explicó que el secuestrador argumentó "necesidades familiares" para reclamar el pago de un millón y medio de euros a cambio de liberar a los niños. Según este mismo relato, el policía consiguió que redujera el rescate a un millón de pesetas (6.000 euros) y siguió negociando con él. N. A. M. abandonó los estudios en ese colegio a los 15 años y actualmente se encontraba sin trabajo. El próximo mes de diciembre cumplirá 18 años. Su familia atraviesa problemas económicos. "Está claro que el tiempo jugaba a favor de la policía y que había que aprovecharlo para buscar una solución feliz del secuestro", explicó el alcalde Celestino Corbacho, el primer cargo público que llegó al lugar de los hechos.

A los pocos minutos de iniciarse el secuestro una decena de ambulancias rodearon el colegio y otras tantas dotaciones de policía. Los agentes de los grupos de operaciones especiales se presentaron también en la escuela al poco rato provistos de mazos y otros objetos contundentes ante la posibilidad de que se produjera un final violento.

Los profesores del centro identificaron al secuestrador por la voz, mientras que el director de la escuela, que había sido profesor del secuestrador, y una de las tutoras, fueron asesorando al policía negociador sobre la personalidad del joven. Sobre las 17.30, al cabo de dos horas de iniciarse el secuestro, el policía negociador logró convencer a N. A. M. para que liberase a 16 de los 20 niños que estaban retenidos en el aula. Dentro quedaban otros cuatro, entre ellos su hermana, lo que sin duda rebajó la tensión y hacía presagiar que el desenlace no sería violento. Los 16 niños liberados confirmaron la identidad del secuestrador y recibieron enseguida asistencia psicológica en un aula alejada. Hora y media después de esta primera liberación, pasadas las siete de la tarde, cuando el secuestro ya estaba a punto de resolverse, la policía permitió la entrada de los padres de estos 16 niños, lo que les provocó cierto malestar. El Jefe Superior de Policía de Cataluña, Miguel Ángel Fernández Rancaño, admitió que la policía fue muy restrictiva con la información que facilitaba a los padres y a los medios de comunicación para no dificultar la resolución del secuestro y ante la posibilidad de que el secuestrador pudiera estar escuchando la radio, lo que no ocurrió.

Avanzada la tarde el joven manifestó que tenía hambre y pidió si le podían traer cuatro pizzas y bebidas para él y los cuatro alumnos que todavía estaban retenidos. La policía valoró entonces que tenía una oportunidad para resolver el secuestro. Alrededor de las 19.10 un agente especializado en artes marciales entró en el aula con las pizzas y las bebidas haciéndose pasar por el repartidor. El policía redujo de un golpe al secuestrador, que sufrió un ligero corte en la muñeca. Varios policías más de operaciones especiales entraron enseguida en el aula sin que fuera necesaria su intervención y sacaron a los niños. Otros agentes esperaban también por la fachada y el resto de la escuela por si tenían que entrar, y para evitar la huida del agresor.

Detenido en el colegio

El secuestrador fue conducido a un zona del colegio alejado de los padres y de los medios de comunicación, que fueron citados en la biblioteca para una improvisada rueda de prensa. Decenas de representantes de todas las instituciones acudieron a la escuela durante toda la tarde, entre ellos el conseller en cap de la Generalitat, Artur Mas, y la consejera de educación, Carme-Laura Gil. Mas no dudó en felicitar al Cuerpo Nacional de Policía porque "ha hecho un buen trabajo".

Pasadas las 21.30, cuando ya se habían ido los cargos públicos y el público concentrado durante toda la tarde, la policía sacó al secuestrador en un coche policíal.

Ya detenido, el menor presumía por la acción que acababa de perpetrar, según comentó otro joven que compartía celda con N. A. M. en los calabozos de la Fiscalía de Menores, informa Efe.

El policía negociador

El comisario Carlos Rubio, jefe de la Unidad de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Cataluña, fue el negociador durante el tiempo que duró el secuestro. Rubio es un policía especializado en estas acciones y ya tiene experiencia.Él fue quien en agosto de 1999 negoció la resolución feliz de un secuestro en el aeropuerto de El Prat, cuando un campesino marroquí de 45 años se apoderó de un Boeing en pleno vuelo entre Casablanca y Túnez. El avión acabó aterrizando en el aeropuerto barcelonés, donde el comisario Carlos Rubio negoció durante seis horas con el secuestrador, en un francés más que correcto, desde la torre de control.Al igual que sucedió ayer en la escuela de L'Hospitalet, el secuestrador del avión empezó exigiendo condiciones inaceptables para poner fin al secuestro.El secuestrador de ayer, por ejemplo, se hacía llamar Juan. Parte de la tarea del negociador policial consiste en no decir nunca que no, mientras intenta disuadir a su interlocutor a sabiendas de que el más débil siempre acabará cediendo. El éxito es que lo haga sin violencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de noviembre de 2002

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