El primer grupo de inspectores de la ONU llegó ayer a Bagdad, después de cuatro años de ausencia, con el objetivo de aplicar la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad. Al frente de una comitiva de 25 personas encargadas de preparar las infraestructuras de trabajo, viaja el jefe de la misión, Hans Blix, que calificó su cometido de "oportunidad" y reconoció obstáculos (la "situación es tensa") y prometió "profesionalidad". Blix aclaró que las opciones de paz o de guerra dependen de Irak, por una parte, y de la futura evaluación del Consejo de Seguridad, por otro.
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La avanzadilla incluye a Mohammed el Baradei, director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), con sede en Viena. Él y Blix se reunieron nada más aterrizar en Bagdad con las autoridades iraquíes ("hemos hecho progresos", dijeron después sin dar más detalles) para definir de forma inequívoca la misión antes de que comiencen las inspecciones sobre el terreno. Éstas deberán empezar, según la resolución, antes del 27 de noviembre.
Tanto Blix como El Baradei esperan que Irak no ponga dificultades, como sucedió en el pasado, y cumpla plenamente con la 1.441. En este punto, Blix fue categórico: "Estamos aquí para llevar a cabo unas inspecciones creíbles, que benefician a Irak y al mundo". Y añadió: "La razón por la que hemos venido es porque la comunidad internacional quiere tener garantías de que no hay armas de destrucción masiva en Irak", añadió.
Catorce inspectores de esta avanzadilla pertenecen a la Comisión de Vigilancia, Inspección y Verificación de la ONU (Unmovic) y 10 a AIEA. Su cometido es preparar la logística (sede, vehículos, etc...) y las comunicaciones para el resto del equipo, que estará compuesto por unos cien expertos en armas químicas, bactereológicas y nucleares.
Según Blix, los nuevos inspectores irán equipados con una tecnología superior, capaz de detectar las armas mejor escondidas. Una afirmación que no convence a los más escépticos de Washington y Londres, pues Irak ha tenido cuatro años para camuflar muy bien su material.
Esta vez, los inspectores disponen de un mandato que les permitirá investigar cualquier instalación, incluso los llamados palacios presidenciales. Irak deberá presentar un informe antes del 8 de diciembre con la lista completa de sus armas y programas para desarrollarlas. Será la fecha decisiva para comprobar la verdadera actitud del régimen.
Irak da órdenes
Irak insiste en su tesis, que no dispone de armas de destrucción masiva. El viceprimer ministro, Tarek Aziz, dijo ayer a la BBC que el Gobierno ha dado instrucciones precisas a todos sus funcionarios para que permitan la entrada de los inspectores a los lugares que soliciten. Blix había declarado antes de viajar que una obstrucción de media hora podía ser muy grave, pues en ese espacio de tiempo se puede destruir documentos o esconder material.
El Baradei dijo que llegan a Bagdad con información suministrada por las agencias de espionaje y por los satélites estadounidenses. "Tenemos un muy buen plan de actuación (...). No tomaremos un no por respuesta; tendremos que verificar que ese no es un no real".
Para el 27 de febrero de 2003, estos inspectores deben presentar su informe final al Consejo.
El diario Babel, en manos de Uday, hijo de Sadam, acusa a EE UU y al Reino Unido de incrementar sus ataques aéreos en las zonas de exclusión aérea en el norte y sur del país (nunca aprobadas por la ONU) con el objetivo de boicotear el trabajo de Blix e imponer la solución militar. De hecho, ayer mismo se produjeron dos oleadas de ataques estadounidenses contra instalaciones de radar y de misiles iraquíes. Baterías antiaéreas de Irak abrieron fuego contra los aviones de EE UU y Reino Unido, lo que fue calificado desde Washington como una "violación patente" de los acuerdos de desarme por parte de Irak.
El bombardeo más importante lo protagonizaron cazabombarderos F-16 procedentes de Turquía que atacaron objetivos cerca de la ciudad de Mosul, al norte del país, según confirmó el mando de las tropas estadounidenses en Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de noviembre de 2002