El director provisional de la Policía Metropolitana (PM) de Caracas, Gonzalo Sánchez, aseguró ayer que una explosión aparentemente accidental ocurrida por la mañana en el casco histórico de la ciudad fue un atentado contra un cabo de ese cuerpo. La acusación agudizó aún más el tenso clima que se vive en la capital de Venezuela desde el sábado, cuando el Gobierno de Hugo Chávez dictó un decreto para intervenir el alto mando de la PM, cuerpo bajo la jurisdicción del alcalde de Caracas, Alfredo Peña, rival del presidente.
Durante todo el fin de semana se produjeron forcejeos entre los policías leales al alcalde y los partidarios de la intervención. Los primeros cuentan con el respaldo de la oposición, los medios de comunicación, los militares en situación de desobediencia y manifestantes de clase media. Ayer, estos mismos manifestantes iniciaron la semana con trancazos, operaciones mediante las cuales obstruyen el tráfico en importantes vías rápidas de la ciudad. Hoy se disponen a realizar una marcha para protestar ante la Asamblea Nacional (Parlamento) por la medida tomada contra la PM.
En este enrarecido clima, Caracas fue sacudida ayer por la explosión de una camioneta y un quiosco donde se almacenaban fuegos artificiales. En principio circuló la versión oficial de que se trataba de un accidente, pero la declaración del director de la PM volvió despertar las suspicacias, toda vez que la camioneta era propiedad del cabo Daniel García, perteneciente al grupo de policías que desde hace varias semanas se había alzado contra sus mandos. El hecho causó tres muertos y decenas de heridos. El domingo, otro explosivo estalló en el canal de noticias Globovisión, de tendencia opositora.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de noviembre de 2002