Desde el primer momento, el conseller en cap, Artur Mas, se ha ofrecido para formar parte de un futuro Gobierno español (cuando Jordi Pujol siempre lo ha rechazado); la composición del nuevo Gobierno, que indirectamente ha sido una iniciativa de Mas, presenta pocas caras nuevas, hecho que asegura la continuidad de un proyecto que, después de 22 años, se percibe agotado. Es una apuesta peligrosa porque permite observar el talante de Mas, que no se percibe como muy eficaz si lo que pretendía era recuperar la iniciativa y el protagonismo que Cataluña tuvo hace ya muchos años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de noviembre de 2002