Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Toti Martínez de Lezea: "La novela histórica siempre ha sido un filón"

'Los hijos de Ogaiz' llega a la segunda edición en una semana

La última incursión de la escritora Toti Martínez de Lezea (Vitoria, 1949) en el mundo medieval vasco se publicó el pasado viernes. Durante esta semana se ha agotado la primera edición (15.000 ejemplares) y ya ha salido la segunda. Los hijos de Ogaiz (Ediciones Ttarttalo), ambientada en Estella, confirma la aseveración de su autora: "La novela histórica para mí siempre ha sido un filón". Ayer, la presentó en Bilbao.

Los hijos de Ogaiz cuenta la historia de dos viudas en la Estella de 1328. Es el último trabajo de la autora alavesa en el género, aunque ya está en máquinas la siguiente obra, sobre las guerras astur-cántabras, que verá la luz en el primer trimestre de 2003.

Su búsqueda por el pasado vasco le ha llevado en esta ocasión a Navarra. "En la historia del País Vasco, Navarra está ahí con una fuerza increíble y tiene más historias que el resto", dice. Su primera idea era escribir sobre la peste negra que asoló Europa en la Edad Media y situar la acción en Vitoria. "Un amigo historiador me dijo que de los reinos de Castilla, y Álava era entonces Castilla, había poca documentación, pero que en Navarra, en la Cámara de Comptos, se guarda absolutamente todo". Y de Navarra eligió Estella, un lugar "único" con cinco poblaciones rodeadas cada una por su muralla. Allí vivían franceses, judíos, navarros, "una población muy rica". Eso la atrajo, pero sobre todo que "en Estella en esa época no había un personaje, un noble, sobresaliente". Ello le permitió inventarse los personajes con libertad. "En esta obra, la historia real está detrás, de fondo. Lo demás me lo he inventado".

"Historias hay"

Martínez de Lezea no se planteó escribir hasta 1997. "Me gusta mucho la novela histórica y estaba un poco saturada de leer lo de otros. Me sabía mejor la historia de Enrique VIII de Inglaterra que la más cercana", afirma. Y comenzó para probarse que podía hacerlo. De ahí salió La calle de la judería, publicada en 1998, y hasta hoy. "Historias hay en todos los pueblos. Se trata de buscarlas".

Para todas sus novelas, la autora realiza primero una importante labor de documentación. "Existe mucha documentación, pero, sobre todo, de los nobles. Hay poco de la gente del pueblo, de cómo vivían, qué hacían. Para eso he de usar la imaginación", comenta.

Martínez de Lezea reconoce que le dan "vértigo" sus cifras de ventas. Ella disfruta con la literatura que ha elegido y se le nota. Tiene cuerda para rato. "Para mí la novela histórica siempre ha sido un filón", indica. Achaca su éxito a que, como le sucedía a ella, hay "muchos, muchísimos, lectores de este tipo de novelas, hartos de leer las ambientadas en otros países".

Defiende con energía su dedicación a lo que "muchos consideran un subgénero". "A nadie se le ocurriría decir que Homero escribía un subgénero. ¿Y Shakespeare? Pues ambos escribían novela histórica. La novela es novela y punto".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de noviembre de 2002