La diversificación de REE ha pasado a segundo plano y su negocio regulado vuelve a ser el objetivo. Las endeudadas eléctricas españolas querían vender sus redes de alta tensión y el Gobierno no quería que pasaran a manos extranjeras. REE ha contentado a todos, que además son sus clientes y accionistas, y al precio de un alto endeudamiento quiere terminar 2002 como único transportista eléctrico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de noviembre de 2002