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Crítica:24 / 7 | TEATRO

Confusión, inseguridad

Parece que estos tiempos son de inseguridad, de confusión. Se perdieron los puntos fijos; los de los "ideales", los de los grandes dogmas. Hace unos años sólo había dos: franquismo y antifranquismo, aunque cada bloque tuviera sus "familias". La juventud está confusa, insegura: puede que también los tres autores de la Trilogía de la Juventud, que se inició con un éxito extraordinario en esta misma sala y que termina con esta obra curiosa y crítica. "Un mundo cambiante", dicen estos autores. Tienen una moraleja, para ésta y para las dos obras precedentes, que se dice al final en un breve monólogo: hubo personas que lucharon, hubo enfrentamiento con el mundo caduco, y "ellos" deben continuarles. Las tres generaciones que conviven ahora -abuelos, padres, hijos- y los dos sexos mayoritarios aparecen en escena, por llamar escena al gran espacio rodeado de asientos, en los que podemos sentirnos parte misma de la representación: es una escena blanca, pero agresiva como sólo lo puede ser el blanco; una escena técnica, con pequeñas y grandes máquinas, los inevitables ordenadores, la inevitable Internet. Puede que sea ese mundo técnico el que nos confunde, pero la técnica está magistralmente utilizada por la compañía, y es un personaje más ante nosotros. En el éxito que tiene esta obra, yo admiro sobre todo la perfección con la que está realizada; hasta la ficción de un fallo para hacer resaltar más su poder.

24 / 7 Autores: José Ramón Fernández, Yolanda Pallín, Javier G. Yagüe. Intérpretes: Audrey Amigo, Jesús Asensi, Esperanza Elipe, Eugenio Gómez, Asu Rivero, José A. Ruiz. Espacio escénico: José Luis Raymond. Vestuario: Cuarta Pared. Iluminación: Isabel Producción, Dirección: Javier G. Yagüe. Compañía Cuarta Pared. Festival de Otoño.

El argumento es esta confusión, o esta amarga inseguridad y la idea positiva de romper las presiones. El relato es leve: se cierra una empresa de servicios, el personal es despedido, y seis personas que se desconocen entre sí entran en relación: se representan a sí mismos y a las generaciones anteriores. Me interesa poco. Me atrae más esta descripción de un mundo difícil y su enlace con Las manos e Imagina, que fueron sus dos primeras partes y sus precedentes históricos. Me gustan las actrices y los actores, su plástica, el trabajo de sus movimientos; y la intención de sus autores.

"Aforo lleno", decía un cartel a la entrada. Es corto ese aforo. Había mayoría de jóvenes, pero no faltaban, como en el escenario, las generaciones mayores. No se cansaban de aplaudir: la alegre y joven compañía salió muchas veces a saludar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de noviembre de 2002