Como colectivo de geógrafos y estudiantes de Geografía de Galicia, nos gustaría comunicar una serie de reflexiones comunes elaboradas a partir de los acontecimientos que desembocaron en el vertido del petrolero Prestige, último de una larga serie de embarrancamientos registrados en nuestro litoral (Urquiola, Cason, Mar Egeo).
1. A pesar de que vivimos en una Comunidad con amplia costa, sorprende el bajo nivel de conocimiento colectivo de sus características, capacidad productiva y dinámica marina que influye en la misma. Esto es especialmente grave en el caso de los responsables políticos que toman decisiones frente a catástrofes ecológicas como la presente. La educación que destaque el conocimiento de la costa, el litoral y los mares debe de ser una prioridad inmediata en Galicia.
2. El accidente del Prestige demostró que, a pesar de las ingentes cantidades de dinero invertidas en la mejora de infraestructuras portuarias y litorales y en protección civil, mecanismos tan sencillos de reducción de las mareas negras como las barreras sólo fueron adquiridas con carácter excepcional. De nuevo, quien decide demuestra desconocer el espacio sobre el que decide.
3. La división de competencias entre el Gobierno central y el de la Comunidad Autónoma no puede servir de excusa para que ambas Administraciones eludan responder sobre la crisis. Si existe una ley de protección ambiental y una Consellería de Medio Ambiente en Galicia, ¿dónde está el conselleiro en esta crisis? ¿Y el ministro de Agricultura y Pesca del Gobierno central?, opuesto a que comunidades autónomas como la gallega puedan tener presencia en Bruselas en aquellos foros en los que se toman decisiones fundamentales para nuestra economía, tal y como aprobó por unanimidad el Parlamento gallego.
4. Por último, el rumbo errático que siguió el petrolero remolcado, y el desconocimiento de los vientos y corrientes dominantes de nuestro mar, sorprenden por el grado de ineptitud alcanzado por los responsables de dar las órdenes.
Como geógrafos opinamos que si se hubiese querido extender más la mancha de fuel y provocar más destrozos en el sector pesquero y marisquero gallego, además del ambiental, no se podría haber hecho mejor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de noviembre de 2002