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LA MEMORIA DE UN PERIODISTA

Cerecedo: figura de la Fiesta

La trayectoria de Cuco Cerecedo, de cuya muerte ahora se cumplen 25 años, describe al periodista de siempre y de ahora mismo, al que se mide a cuerpo gentil con las noticias, sin solemnidades ni ortopedias, sin esgrimir más armas que el talento, sin más apoyos que la capacidad de estampar sobre el papel en blanco el adjetivo exacto, sin más ventaja que la inspiración para encontrar una finta de humor válida para iluminar una situación y hacerla comprensible, sin más pretensión que buscar limpiamente espacio en el periódico sin servirse nunca de ese acceso profesional para vendettas o chantajes ejercidos sobre el particular inerme, siempre en las antípodas del ventajismo ahora tan al uso.

La cifra redonda de este aniversario ha servido de pretexto a su hermano Roberto para promover una exposición de fotografías que acaba de abrirse en la sede de la fundación del diario madrid en la calle de Larra junto a la glorieta de Bilbao. Su reproducción ha estado al cuidado de César Lucas y de Ángel Carchenilla. Tienen toda la cercanía de la verdad sin pose que llega en directo. Presentan situaciones, paisajes con figuras, que entonces apenas encontraban espacio en los periódicos. tratan de guerras libradas fuera de la atención de los grandes medios. Allí no se amontonaban los periodistas en hoteles inexistentes. Pero han pasado los años y asombra comprobar que todos esos escenarios siguen abiertos, sin solución, y que están pasando a primer plano informativo.

Pero volvamos al periodismo más conocido de Francisco Cerecedo, muerto el 3 de septiembre de 1977 en Bogotá, donde le sobrevino un aneurisma cuando tomaba una copa con otros colegas españoles en el bar del hotel Tequendama. Venían de recorrer algunos países siguiendo un viaje del entonces líder de la oposición y secretario general del PSOE Felipe González. llegaban de chile donde habían visitado en prisión a Clodomiro Almeida recluido allí por el dictador Pinochet. cuco se había iniciado en El correo gallego y después en el semanario Blanco y negro hasta llegar al diario Madrid donde se ocupó entre otras cosas de la crónica de fútbol. Cada lunes Cerecedo se ocupaba del partido de la jornada y llevaba a la hinchada al desconcierto a través de sus portentos literarios, utilizados para ir dando cuenta también de la particular historia de aquel franquismo en descomposición pero con toda su peligrosidad intacta como se vio en el cierre del Madrid, decretado el 25 de noviembre de 1971. años después en el semanario Posible volvió sobre este asunto en una serie genial que tituló Sociología insolente del fútbol español, recogida en una edición no venal por la asociación de periodistas europeos, que ha instituido un premio con su nombre entregado cada año por el Príncipe de Asturias.

Cuco estuvo en los primeros tiempos de cambio 16 y a partir de octubre de 1976 también en el nacimiento de Diario 16. Allí escribió una serie interrumpida por los juzgados titulada Y Fraga cogió su fusil que ahora ha cobrado actualidad tras la última jornada cinegética del presidente de la Xunta. También pudo concluir otra, Figuras de la fiesta nacional, de absoluta vigencia donde retrata en términos taurinos a los protagonistas de la transición. Pero Cuco era sobre todo la inteligencia viva, la conversación, la amistad, la agudeza, el humor certero, la distinción personal. Entonces tenía 37 años iniciados en su Vigo natal, pasados por la Universidad de Salamanca donde se licenció en derecho y anclados después en Madrid. Todos los días nos falta. Le hubiera aterrorizado ser modelo de nada, pero su figura alumbra otro periodismo que más nos valiera a todos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de noviembre de 2002