La central Vandellòs I, que el 19 de octubre de 1989 padeció el mayor accidente en una central atómica española, que al final se saldó sin emisiones de radiactividad al exterior, está, precisamente por aquel grave incidente, en proceso de desmantelamiento. Pero no todos los edificios del recinto sufrirán los efectos de la piqueta. Por razones obvias, el edificio del reactor permanecerá en su sitio; eso sí, revestido con una coraza de hormigón. Los otros dos edificios que perdurarán son el inmueble donde estaba ubicada la central telefónica, una especie de enorme caparazón de tortuga (en la foto) y el pabellón de acceso al recinto nuclear. Ambos son obra del arquitecto Antonio Bonet Castellana, y su indulto se debe a una petición en este sentido del Colegio de Arquitectos de Tarragona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de noviembre de 2002