Andrés Mayo, de 34 años, conocido como el violador del chándal y condenado a 106 años de cárcel, ha salido de la prisión provincial de León después de cumplir 12 años de la pena impuesta por los tribunales. Mayo, que ha obtenido la libertad condicional, fue condenado como autor de 11 agresiones sexuales, cuatro violaciones y siete tentativas perpetradas en 1989 y 1990, la mayoría en la capital leonesa y dos en Asturias.
Mayo actuaba de forma violenta con sus víctimas, a quienes producía lesiones adicionales que no eran necesarias para cometer sus abusos sexuales y violaciones. A una de sus víctimas le rompió la nariz. Las elegía aleatoriamente los fines de semana que se desplazaba a León desde Oviedo. En un caso, una mujer resultó embarazada y abortó más tarde.
Ayer se supo que el preso abandonó la cárcel el pasado viernes tras el visto bueno del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. La asociación de mujeres de León Flora Tristán, que llevó la acusación popular, calificó la salida del preso como un hecho "muy grave". "Es una vergüenza porque no se tienen en cuenta los derechos de las víctimas cuando se toman estas decisiones", dijo la abogada de la asociación, Herminia Suárez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de noviembre de 2002