Los agentes de la comisaría de Puente de Vallecas y del Grupo de Homicidios investigan desde ayer las muertes de una madre y una hija halladas muertas ayer por la tarde en su domicilio. Los bomberos tuvieron que romper los barrotes de una ventana para acceder al interior, ya que desde hacía varios días los vecinos y la asistente social que las atendía no les habían visto ni habían abierto la puerta, según explicaron los vecinos.
La última vez que fueron vistas con vida Gregoria Martín, de 52 años y su hija, Jana Egea Martín, de 21, fue la tarde del pasado jueves, cuando salieron a dar una vuelta por los alrededores de su vivienda, en el piso bajo A del número 4 de la calle de la Fuente de la Piedra, cerca de la avenida de la Albufera y la M-40.
La asistente social acudió al domicilio el viernes y las mujeres no contestaron. Repitió la operación el lunes y el resultado fue el mismo, por lo que ayer, al no recibir contestación cuando llamó a la puerta, decidió llamar a la policía. Los agentes que se desplazaron al lugar requirieron la presencia de los bomberos. Éstos, al tratarse de un bajo, rompieron la verja y accedieron por una ventana. Hallaron a la madre caída boca arriba en la cocina. Los bomberos se percataron de que continuaba encendido un fuego de una cocina de gas, sobre el que había una olla con su contenido totalmente consumido, y de que estaba abierta una ventana, según explicó un portavoz del cuerpo. La hija, que era disminuida física e iba en silla de ruedas, estaba sobre la cama, en su habitación.
Un facultativo del Samur-Protección Civil certificó las muertes de las mujeres. Un portavoz de este servicio señaló que las víctimas habían fallecido supuestamente hacía dos días y que la causa pudo ser la inhalación de monóxido de carbono. Mientras, la policía no quiso aventurar el origen de los óbitos y esperó a tener hoy los resultados de las autopsias para determinar las causas.
Madre e hija vivían en Puente de Vallecas desde hacía 18 años. Hace siete que murió el otro hijo a causa de un paro cardiaco. También era disminuido físico, según los vecinos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de noviembre de 2002