Los clientes de toda la vida de Michael Braithwaite se quedaron boquiabiertos esta semana cuando fueron a surtirse en su sex shop y se encontraron biblias y rosarios. No es que la policía de Putney (Kentucky, Estados Unidos) le hubiera cerrado la tienda, el único sex shop de la ciudad, sino que el viejo rockero decidió cambiar de negocio tras convertirse súbitamente al cristianismo. Braithwaite apareció el martes ante las cámaras de televisión y entre sollozos explicó que Dios le había llamado y por eso había decidido "abandonar la vida de pecado." Lo primero que ha hecho ha sido blanquear la fachada roja, cambiar el nombre de Love World a Michaels Place, y luego quemar la antigua mercancía sexual, valorada en 12.000 euros. Y a los clientes los recibe recitando versículos del Nuevo Testamento. La misma asociación de vecinos que le había puesto un pleito por obscenidad ahora le van a pagar los gastos de manutención a él y a su familia, hasta que despegue el nuevo negocio divino.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de noviembre de 2002