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OPINIÓN DEL LECTOR

¿Tala indiscriminada?

En la ciudad de Jaén, la ciudad en la que nací y paso alguna temporada, el pasado domingo 17 de noviembre, entre las siete de la mañana y el mediodía, fueron talados dos chopos cincuentenarios en la Plaza del Pósito -me aventuro a decir cincuentenarios por el aspecto que tenían, dos nobles ancianos venerables, y porque están allí desde que recuerdo-, un lugar entrañable del casco antiguo que tras la tala ya no lo es tanto. Quiero imaginar que tal vez la presencia de los árboles suponía algún peligro para los viandantes o quienes se sientan en los bancos de la plaza, en alguno de los cafés o negocios colindantes y tal vez de ahí la drástica solución final, pensando como siempre en el bienestar ciudadano.

Prefiero pensar que no había otro remedio, replantarlos tal vez a alguna de las numerosas zonas verdes de la ciudad, o tal vez asegurarlos con algún poste o guía, no sé demasiado de las cuestiones de ordenación urbana. Lo único que sé es que cada vez que regreso a esta ciudad la veo diferente y mi rostro de sorpresa acaba en ocasiones convirtiéndose en un gesto de pánico, como el de buena parte de las personas que pasaron el domingo por la Plaza del Pósito y se encontraron con los restos de la tala, los troncos desmembrados, las ramas y las hojas en el suelo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de noviembre de 2002