El partido que se había anunciado como histórico para el Málaga acabó descargando un peso excesivo. En el momento más importante, el equipo de Peiró mostró su peor cara y estuvo toda la noche desdibujado ante un rival que, pese a su pregonado declive y a sus numerosas ausencias -hasta 10-, le pasó por encima con autoridad.
Mejor situado en el campo, con una constante movilidad de sus centrocampistas, y con una presión extenuante, el Málaga nunca supo como hincarle el diente al Leeds. Siempre sometido por el rival, pudo al menos apañar el resultado. El Leeds tuvo ocasiones sobradas para obtener un amplio marcador. Visto lo visto, el partido de vuelta promete mucho sufrimiento.
MÁLAGA 0 - LEEDS 0
Málaga: Contreras; Josemi, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Manu (Edgar, m. 62), Romero, Sandro, Iznata (Koke, m. 62); Musampa y Dely Valdés.
Leeds United: Robinson; Kelly, Woodgate, Duberry, Harte; Bowyer, Bakke, McPhall, Wilcox; Kewell y Alan Smith.
Árbitro: Alfredo Trentalange (Italia). Amonestó a Alan Smith.
Unos 20.000 espectadores en La Rosaleda. Partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa de la Uefa. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del ex jugador internacional del Málaga Migueli.
Borrado del campo en la primera parte, sólo el coraje y el cansancio del rival, le permitió crear alguna ocasión de gol en la reanudación, pero sin continuidad y sin apoderarse nunca del mando el encuentro.
El Leeds pasó así con suficiencia por encima de un Málaga demasiado arrugado. La producción ofensiva del equipo de Peiró fue sencillamente nula, sólo Musampa estuvo una vez relativamente cerca del gol, y es que tampoco mostró otra disposición. Siempre estuvo metido demasiado atrás. Sandro y Romero nunca acompañaban las salidas de los laterales, y de esta forma Dely Valdés y Musampa siempre estaban rodeados de defensa y de espalda a portería, y las vías hacia la banda siempre estuvieron tapados. Manu apenas tocó balón en la derecha, e Innata es un jugador sin vocación ofensiva.
El Málaga echó demasiado de menos a Darío Silva. Para suplirle, Peiró no acudió a un delantero, sino que desplazó a Musampa de la banda para que actuara como enlace con Dely Valdés y puso en su lugar a Innata.
Durante los primeros cinco minutos, el Málaga esbozó la presión sobre la defensa del Leeds y mantuvo su línea defensiva adelantada, pero fue un espejismo. El Leeds se hizo pronto con las riendas, se apoderó del balón, al que siempre trató de forma exquisita. El equipo de Veneables quiza haya perdido algo de frescura en ese juego directo que le llevó a las semifinales de la Champions League hace sólo dos temporadas. Ahora toca más el balón, pero sus intenciones siempre son la búsqueda del gol. Alan Smith trajo a maltraer a la defensa malaguista, a la que intimidó con su juego electrizante y sus malas artes. El árbitro le perdonó la expulsión en el minuto 35 de partido. Ya tenía una tarjeta amarilla pero no se cortó para hacer una escalofriante entrada a Contreras cuando éste le había ganado la carrera en un mano a mano y había alcanzado el balón. La defensa del Málaga nunca supo leer el juego entre líneas de Kewell, Bowyer, y Wilcox, que alternaban constantemente sus posiciones.
Y para colmo, el Leeds se empleó con una contundencia que no es habitual en los equipos españoles cuando juegan fuera de casa y que desquició a algunos jugadores malaguistas. Los ingleses evidenciaron además una espléndida condición física ante la que el Málaga fue entregando poco a poco la cuchara.
El Leeds nunca renunció a la victoria y sólo en el último cuarto de hora ofreció alguna sospecha de conformismo. Pero en el Málaga nada acabó por funcionar, ni los cambios introducidos por Peiro ni el regreso de Musampa a la banda izquierda sirvieron de revulsivo. Todo lo más, el adelantamiento de líneas le permitió mayor posesión de balón y más campo rival. Dely Valdés aún pudo marcar en un remate de cabeza que atajó Robinson (minuto 80). El recurso malaguista acabó siendo el bombeo de balones, pero también en esta faceta el Leeds mostró su suficiencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de noviembre de 2002