Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:

De la memoria

En El final del sueño, Javier Quiñones se erige en testigo de la memoria de España. Cuatro historias que relatan la agonía de una generación superviviente de un pasado sin cicatrizar.

Al necesario desenterrar de las cunetas de la memoria los huesos de nuestra historia más reciente -aquella guerra civil del siglo pasado- contribuye, desde hace un tiempo, Javier Quiñones. Y lo hace en este hermoso y bienintencionado libro de cuatro narraciones dando voz a cuatro testigos de aquella memoria, de aquel final del sueño: una República acaso imposible.

Son cuatro historias muy diferentes, las cuatro atravesadas por una triste constatación: la de que estamos asistiendo a la agonía, al coma irreversible de una generación superviviente de aquel pasado todavía sin cicatrizar. El autor cree que hay que pasarse el testigo de la memoria, hay que acudir todavía a la cabecera de esos supervivientes y ser testigos de sus últimas palabras, y conservarlas éstas.

EL FINAL DEL SUEÑO

Javier Quiñones DVD Ediciones. Barcelona, 2002 198 páginas. 11,90 euros

Eso es lo que hace Quiñones de una forma deliberadamente metafórica. En tres historias (la última rompe un poco la unidad y en sí misma es una historia que hubiera pedido una novela: ¿realizó Manuel Machado, forzado o no a estar en una de las dos Españas, un viaje a Collioure a visitar la tumba todavía con tierra removida de su hermano Antonio, representante de la otra España, la del exilio? Es lástima que Quiñones, como hiciera con Julián Besteiro, otro hombre bueno, en su novela anterior, no se haya atrevido a hacer la novela de ese posible viaje que está lleno de dudas y enigmas) la necesidad final de encarar la muerte con la dignidad con que han vivido sus vidas les fuerza a dar cuenta de sus vidas.

Quiñones simpatiza con sus personajes, admira como el lector la entereza, la dignidad y la ética de esas personas abatidas por el rayo verdugo de la historia. Un muy estimable libro de historias contra el olvido y la fosa común de la memoria.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de noviembre de 2002

Más información

  • Javier Quiñones