Los primeros análisis de las muestras extraídas por el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil en rocas de la costa gallega afectadas por la marea negra no revelan presencia de compuestos cancerígenos ni policlorobencenos (PCB). El director del Laboratorio de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia, Miguel Costolla, asegura que el análisis ha encontrado contenido de azufre entre 2,1% y 2,6%, altos contenidos en sodio y porcentajes de hidrocarburos aromáticos entre un 20% y un 25%, entre los que no figuran los caracterizados como cancerígenos.
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Las muestras fueron tomadas por el equipo de investigación del Seprona de A Coruña en la zona del acantilado del Pozo de Aguillón, concejo de Pontecoso, el día 16 de noviembre a las 12.00, y fueron entregadas al laboratorio de la Xunta dos días después.
Como el análisis de un hidrocarburo como el chapapote de la costa gallega es complejo, el laboratorio se centró en un estudio básico de toxicidad, habida cuenta de las personas que iban a estar en contacto con el vertido en las faenas de recogida.
Desde La Grela, sede del laboratorio, Costolla afirma que su prioridad era detectar la presencia de PCB, un elemento aceitoso,acreditado como cancerígeno, que se utilizaba como aislante en los transformadores por su elevado grado de ebullición. La cromatografía de gases utilizada para su análisis, que detecta niveles inferiores a un microgramo por kilo, no ha encontrado presencia de estos compuestos.
En cuanto a la presencia de hidrocarburos aromáticos, la muestra contiene entre un 20% y un 25%, pero ninguno pertenece a los considerados cancerígenos. Sí se han identificado "fenentreno, pireno, flureno, naftaleno, acenafteno y derivados metilados de estos compuestos", ninguno de los cuales es reconocido como cancerígeno, según los procedimientos fijados por la Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA).
Castallo precisa que a la hora de estudiar la presencia de hidrocarburos aromáticos policíclicos se han detenido en analizarlos uno a uno para despejar cualquier duda sobre la existencia o no de compuestos cancerígenos, dada la inquietud generada por la extensión de la marea.
Con todo, el vertido de la marea negra se considera altamente tóxico, por lo que las personas que participan en su retirada no pueden trabajar sin botas, sin guantes y sin protectores nasales para evitar dermatitis y complicaciones respiratorias.
Antonio Cortés, subdirector del Instituto de Catálisis y Petroleo química del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), considera lógicos estos resultados, porque los compuestos aromáticos, muy volátiles son mucho más frecuentes en los crudos sin refinar. En la primera fase no se ha profundizado en la detección de metales por la elevada presencia de sodio en las muestras (en torno a 6.000 miligramos por kilo) que dificulta su análisis. "En cuanto se disponga de los resultados se comunicarán", asegura Costolla.
La detección de metales es básica para conocer el impacto ambiental de la marea negra en la cadena alimentaria. Los peces no ingieren el fuel, pero sí pueden hacerlo indirectamente al alimentarse de placton o plantas donde se haya depositado. Por eso se ha prohibido la pesca en el área de influencia de la marea negra. La presencia de azufre, uno de los elementos que más se destacó en los primeros días de la catástrofe del Prestige, ha sido analizada por Repsol, compañía a la que se remite el laboratorio de La Grela para ofrecer sus resultados. "Los valores encontrados de contenido de azufre se sitúan entre el 2,1% y el 2,6%", un índice inferior al 5% establecido para el IFO 380". Esta denominación responde a una nueva clasificación internacional de combustibles petrolíferos.
La Unión Europea ha establecido un límite máximo del 1% de azufre en los combustibles a partir del año que viene, razón por la cual España tendrá que importar carbón porque el de extracción nacional supera el citado porcentaje. El azufre y sus compuestos son responsables de la lluvia ácida.
Residuo muy tóxico
A la pregunta de por qué los análisis del Cedre francés ofrecen una mayor presencia de elementos cancerígenos, Costolla tiene una explicación, que comparte Cortés. "Depende de dónde hayan tomado las muestras; probablemente las hayan extraído del crudo succionado por los buques franceses en alta mar. Para extraer este crudo es necesario calentarlo o disolverlo con aceites que son los que contienen, precisamente, los compuestos cancerígenos".
Costolla sostiene que es decisivo indicar dónde se ha tomado la muestra. "Entre el crudo que todavía flota sobre el mar se encuentra también el combustible que utilizaba el barco para su propulsión y que puede alcanzar porcentajes de más del 5% de azufre".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de noviembre de 2002