"Ya no podemos crecer en número de participantes. Lo haremos en calidad e internacionalidad". Así se refería el director de New Art, el galerista Pere Soldevila, al futuro de la feria de arte que ayer se clausuró en el hotel Barceló Sants y que según fuentes de la organización fue visitada por 10.000 personas.
Soldevila afirmó: "El nivel de calidad y de implicación con el espacio ha sido superado, pero a partir de la próxima edición seremos más estrictos ya que se pondrá en funcionamiento un comité de calidad". El director de New Art también destacó la presencia de galeristas de diversos continentes y la voluntad de que aumente en el futuro. "La actual situación de nuestras galerías requiere un mayor intercambio con el extranjero. Es también una manera de que se conozca lo que estamos haciendo en Cataluña".
Esta edición se ha caracterizado por la consolidación de una de las ideas por las que se ha luchado en los siete años de existencia de la feria: convertir New Art en un laboratorio de experimentación que a la vez sirviera de contacto directo del artista con el público y del galerista con el resto de los colegas. "La única pega que le he encontrado a esta edición", declaró el galerista Ramón Sicart, "es que, al estar demasiado tiempo en la habitación, no he podido hablar demasiado con los otros galeristas". Quién sí ha cumplido sus objetivos es la artista escocesa Jo Milne. "Pienso que poder explicar tu obra directamente a la gente es algo que conviene al arte contemporáneo".
También se mostraba satisfecho Joan Raventós-Estellés, que vendió una pieza a la Colección Testimonio de La Caixa. Con todo, según el galerista Ferran Cano, "ésta no es una feria que tenga la venta como objetivo prioritario".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de diciembre de 2002