El simple acto de conducir por una ciudad genera enfrentamientos entre los conductores y la tensión se agudiza con la lucha por aparcar. El pasado miércoles acudí a un gran centro comercial y en el momento en que descubro un hueco de aparcamiento un conductor que aparece en contra de la dirección autorizada lo ocupa con gran rapidez. Bajo la ventanilla le digo que eso no es legal ni justo pero si lo que quiere demostrar es que es mas listo que yo (o listillo) lo ha conseguido.La familia me pide que calle y yo obedezco.La cosa ha sido leve y en todo momento ha estado presente la buena educación por ambas partes.
Pero mi alegría y mi agradable sorpresa se produce al salir de comprar y ver un papel sujetado al cristal con el limpiaparabrisas. Concreto, corto y maravilloso como si lo hubiera redactado Juan José Millás -que no fue así- y decía: Tenía usted razón, disculpe.
Queda usted disculpado y mi agradecimiento. Son estos pequeños detalles los que hacen que la convivencia se mas fácil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de diciembre de 2002